Matilde, huerfana de madre tempranamente, la añoró siempre y deposita en su padre todo su amor. Él la llevaba siempre que le era posible consigo, este fuerte vínculo configuró su carácter independiente y fuerte en su fragilidad. A él dedicó su primer poema a la edad de 8 años, acompañando un regalo de cumpleaños.
Queridísimo papá
aquí te mando este verso
que creo te gustará.
Te he comprado dos corbatas.
No creas que son baratas
pues, en la Casa Miguel
lo que venden todo es caro,
y no hay más que ver
estas dos corbatitas
que parece que te invitan
a que te las pongas bien.
YO QUISIERA
-A la muerte de mi padre –
Yo quisiera elevarme, de puntillas,
hasta llegar a verte.
Y quisiera subirme en las agujas
de los altos cipreses.
El dolor de mi mano hecho caricia
rozaría tus sienes,
al dejar en tus blancos cabellos
frescas hiedras silvestres.
Yo quisiera cubrir tu cuerpo anciano
con finos tallos verdes,
y en tu querido rostro, ya rugoso,
dejar besos calientes.
Con aquel fervor íntimo y redondo,
que te ofrecí yo siempre;
te volvería a dar ¡tanta ternura!
como tú te mereces.
Voces 1969