LA PREOCUPACIÓN DE MIGUEL ÁNGEL (Cuento 1982)

Comentario del libro:

Es el primer libro de cuentos versificado que escribe Matilde Camus en el año 1982,  lleno de ternura, inspirado en el hijo mas pequeño de la autora y en una pregunta que éste le hizo cuando era pequeño, compartiendo la inquietud que le habían generado los comentarios de unos compañeros sobre el inicio de la vida.

Matilde Camus lo dedica en forma de manuscrito así: «Queridos amiguitos:  Este cuento no va en colores pensando que podéis poner en juego vuestra imaginación y vuestras dotes pictóricas. Os invito a su lectura y a colorearle. Os quiero mucho»

Este libro ha sido utilizado como material de trabajo en distintos colegios de Cantabria. La portada e ilustraciones muy cuidadas del interior son a cargo de José Gómez en su juventud que fué más tarde un excelente acuarelista de Cantabria..

LA PREOCUPACIÓN DE MIGUEL ÁNGEL

Un niño estaba muy triste
cuando al colegio llegó.
Su mamá le había dicho
que le halló bajo una col. 

A su amigo Miguel Angel,
sin dudarlo, le contó
la gran pena que sentía
por la forma que nació.

Miguel Angel, pensativo,
a su casa regresó
y abrazando a su mamita
con rapidez preguntó: 

Dime, mami, ¿Dónde y cómo
me encontraste, por favor?
¿Fue en un cestito de mimbre?
¿Fue en el fondo de un cajón?
 
¿Fue debajo de unas flores
o dentro de algún farol?
Dime, mami ¿Dónde y cómo
he podido nacer yo? 

La mamá de Miguel Angel
con ternura le miró.
Le apretó contra su pecho.
En la frente le besó. 

Y levantando la cara
de Miguel. su hijo menor,
con voz aterciopelada
sus preguntas contestó.

Mi preciosa criatura.
Encanto mío. Mi sol.
Enseguida he de decirte
cómo tu vida empezó. 

Primero formabas parte
de la mente del Señor.
Más tarde, Dios bondadoso
quiso darte más vigor. 

Buscó a papá de ayudante
quién, con profunda emoción,
una semilla preciosa
dentro de mí derramó. .

Ya eras polen de vida.
Eras germen de calor.
Ibas creciendo… creciendo…
dentro de mí con amor. 

El tiempo, siempre adelante,
te daba forma y color.
Yo fui la tierra fecunda.
Tú eras divino temblor.

Mi cuerpo entró en plenilunio
y como una flor se abrió.
Tu, rey mío, mi esperanza,
naciste de su interior. .

Mis brazos te recogieron.
Mi regazo te acunó.
Mis senos te amamantaron
con su regalo mejor. 

Así, vida de mi vida,
eres parte del Señor.
El te puso a mi cuidado
y papá fue el mediador. 

Eres carne de mi carne,
sangre de mi corazón.
Eres hijo de mi entraña;
pero la Esencia es de Dios.