RONDA DE AZULES (1994)

Comentario del libro: 

 La conexión que Matilde Camus y su esposo, tuvieron con un Grupo de Poetas y Escritores alicantinos, desde el año 1970 se prolongó a lo largo de toda su vida. Mutua admiración, colaboración y entrañable amistad fué lo que unió al matrimonio con escritores como: Vicente Ramos, Manuel Molina, Rafael Azuar…

Cada verano le preparaban Recitales poéticos, mesas redondas, intervenciones radiofónicas. Matilde Camus participó de forma protagonista en el XXVII aniversario de la muerte de Miguel Hernández, donde  conoció a Josefina Manresa, la esposa del poeta, con la que mantuvo amistad hasta su muerte.

Libro editado en 1994, por el Ateneo Científico Literario y Artístico de Alicante. Todos los poemas son un canto a esta hermosa tierra de Levante que fue para Matilde un referente durante toda su vida. Comienza con una  DEDICATORIA: «A todos nuestros amigos alicantinos, matrimonios entrañables, con profundo cariño y reconocimiento por el regalo de su amistad a la que correspondemos de todo corazón. Ellos nos han enseñado a querer hondamente y a valorar, como se merece, la hospitalidad y belleza de su hermosa Alicante».

Prólogo de su gran amigo Vicente Ramos, se inicia el libro con una Auto presentación poética: «Soy fuerte corazón. Alma que sueña. Una mujer de paso firme y breve» ya inserto en otro libro y el casi himno «Yo soy de la Montaña vertebrada llena de húmedos pulsos de rocío».

 ALICANTE.

Prendida en tu hermosura, enamorada
de esa mar tan serena, afirmativa
de dulzura celeste, que cautiva,
se hace lírico el verso a mi llegada.

Prendida de tu luz tan codiciosa
por hacerme vivir sin sobra altiva,
llego hasta tus orillas fugitiva
de celajes con bruma y fuerte helada.

Prendida de tu sol, íntima y pura
mi palabra es más ágil; se depura
elevada hasta el gozo más ferviente.

Yo que adoro mi tierra, que me abraso
en sus verdes jugosos sin ocaso,
también amo tu campo penitente.

TODO EL CALOR DEL SOL

Todo el calor del sol está en mi mano
radiando mediodía alicantino:
olas, espuma, amor…Concierto trino
me traspasa la piel con su verano.

El mensaje de Dios en este plano
es más corto y directo, más genuino
al llegarme mejor; todo es divino
en bella comunión, todo es hermano.

Todo tiene la fuerza y la medida
justa, para saltar desde la vida
a un nivel más sublime y deseado,

donde surge fervor con certidumbre
suprema e ideal y, en limpia cumbre,
nos une con deleite al ser amado.

 MIRADOR DE GUADALEST 

Solemnidad… El agua remansada
bajo tranquilo sol de abriles manos.
Desde este anfiteatro, los humanos
te damos pleitesía en voz callada.
 .
Mirador… Bello enfoque de colores;
a tu espalda los altos pliegues cónicos
de las cimas, perfiles anatómicos
y exaltación pagana en los alcores.
 .
Guadalest, Guadalest. Rocas adjuntas
en eterna plegaria por los muertos…
conmueven mis sentires, nunca yertos,
y graban tus aristas y tus puntas. .

ISLA DE TABARCA

La mar abraza con alma
ese reposo absoluto,
ante el amor impoluto
de un olivo y una palma.
Eres pura y primitiva
en tu soledad altiva,
en tu misteriosa cueva…
Y un castillo desdentado
de torreón recortado,
te da vigor y te ceba. .

HOMENAJE A MIGUEL HERNÁNDEZ

Frescas yedras, Miguel, yedras del Norte
en este aniversario dolido.
 .
Humildes hojas verdes yo te ofrezco
que, al derrumbarse en tus cansados brazos,
lo harán con humedades de oración.
 .
Yedras campestres en sencilla entrega,
con recuerdo emotivo y fervoroso
de mi lenguaje cántabro en tu mármol.
 .
Húmeda ofrenda a tu sangrante pecho,
a tu sana nobleza de hortelano
lleno de polvo, de semilla y pena.
 .
Frescas yedras, Miguel, yedras del Norte:
de los montes que forman mi paisaje
con oloroso aliento a tierra y prado,
con caricias de bruma y de cellisca,
con rumores bravíos de mi mar.
 .
Yedras norteñas. Llanto es su rocío
porque ya no te encuentran,
sólo escuchan el eco de tu voz. .

ELEGÍA A MANUEL MOLINA

Te debía este adiós Manuel, hermano,
y aquí, desde “la Vila” luminosa
que idealizaste con sentida glosa,
se conmueve el latido de mi mano

para sumarse, en homenaje humano
de profunda emoción: fuerza amistosa
íntima y sin consuelo, voz llorosa
sobre tu corazón fiel de oriolano.
 .
Llegarán hasta ti versos fraternos
que, con dolor de cánticos eternos,
envolverán tu cuerpo evanescente.
 .
Estarás con Miguel, allá en la Altura,
abierto a la Verdad y a la Hermosura
del Amor… infinito y permanente. .

PUIG CAMPAÑA

Puig campana, mamut en roca viva
con quietud de milenios;
siempre grandiosa y virgen,
sensiblemente amada bajo nieves
o brumas recostadas
en sus ondulaciones y perfiles.

El aire se recrea entre sus grietas
profundas, donde duerme la nostalgia
de otros tiempos con duelo estremecido
sin principio ni fin.
 .
Va cayendo sobre ella el fresco aliento
del salitre y del yodo
del mar que la contempla embelesado;
que perfuma su lomo penitente
en actitud de alzarse,
desde el pulso reseco de la tierra
hacia el amante abismo del misterio.
 .
Pudo ser la Hermosura
quien esculpió su piedra envejecida,
sin prisa y sin olvido;
hasta el roce armonioso de las nubes
y el viento arrasador la dejan huellas
y perfilan su curva majestuosa. .

 DESDE LA AUSENCIA

¡Oh, tierra de Alicante!
Ronda de azules mágicos sin duelo,
abanico de luz casta y radiante
ungida por el mar,
oro y cristales nítidos
has dejado en mi espíritu, entregado
a la dulce caricia de tus aguas,
al atractivo intenso -gracia infusa-
que acelerando el pulso de mi sangre
me ha llevado a admirar todo tu encanto
ondulante y divino.
 .
Te percibo en mi piel, anticipada
a las últimas curvas que me acercan
al calor de tu nido
y a esa fuerza que emanas, que no cesa,
que me deslumbra casta y oferente
mientras contemplo el mar en tu regazo,
escuchando murmullo de palmeras
y oleaje tranquilo.
 .
Aún sin verte, cercana a tus orillas,
olfateo tu brisa marinera,
donación especial en la distancia
y tierra adentro,
entre ritual de sedas y turquesas
sustanciales y puras
compañeras cada año de mi vida
en repetido aliento.
 .
Clamando está mi espíritu por verte.
-mirífico tesoro-,
nuevamente tranquilo y conjugado,
venturosa de azules y de soles.
Y clamando mi ser, desde la ausencia,
con líricos ensueños
hasta volver a amarte sin distancia.