Infancia

Su padre Francisco Gómez Landeras, nace en lugar de Monte, se traslada a la cercana ciudad de Santander, en busca de un mejor futuro. En el nº 3 de la Cuesta de la Atalaya, inicia su vida con su joven esposa, huérfana desde la infancia, Matilde Camus del Villar, procedente de lugar de Cueto. Aquí nace un año más tarde a los 7 meses de gestación  Aurora Matilde Gómez Camus, entre la esperanza que suscita siempre una nueva vida y el ambiente de tragedia que se respira en la casa ante el delicado estado de salud de su madre, que solo 28 días más tarde, muere. Será un consuelo para Matilde saber que pudo estar este breve tiempo, en los amorosos brazos de su madre y lo plasmará en algunos de sus poemas.
La anciana ama de llaves de la casa, se hace cargo de la situación y rodea a la pequeña de cuidado y afecto, cuando Matilde vea a otras niñas con sus madres, comenzará a llamarla mamá.
Desde niña es, extremadamente sensible, con una ligera tendencia a la melancolía, observadora y enamorada de la libertad que siente en el campo de Monte y de los hermosos y múltiples tonos grises,  verdes y azules que mar, cielo y tierra tienen en Cantabria.
Deposita en su padre todo su amor, él la lleva siempre que se lo permite su trabajo consigo, incluso al futbol con sus amigos, este  fuerte vínculo, configuró su carácter; independiente, decidida, fuerte en su fragilidad. Vivió siempre a su lado, a él dedica su primer y sencillo poema que escribe a la edad de 8 años.
Monte, en aquel tiempo una aldea, era su lugar soñado, al que su padre la lleva cada domingo, solían ir en bicicleta, también pasa las largas vacaciones veraniegas, allí se sentía feliz y libre y acogida cariñosamente por su abuela paterna. Son  muchos los poemas en los que  desgrana los sentimientos de libertad y encuentro con la naturaleza que se le despiertan en aquellos campos. Cuando tiene 9 años, muere su abuela y plasmará en poemas el profundo dolor que le produjo esta pérdida.
Fue siempre una gran lectora, su padre poseía una extensa biblioteca que Matilde incrementó. Admiradora de Celia la heroína madrileña de aquella época, personaje de Elena Fortún, la convierte en su amiga, carteándose con ella mediante el suplemento infantil del Diario Blanco y Negro: GENTE MENUDA.
Entre los cinco y 10 años estudió en el Colegio de San José, en Santander.