CORCEL EN EL TIEMPO (1979)

Comentario del libro:

Escribe este libro en el año 1979. Lleva este título porque es una galopada por la vida, una revisión por todo el mundo de la autora desde su sensibilidad y un detener su mirada. Es también un canto a la amistad, los paisajes, los sentimientos más profundos atesorados a lo largo de su vida.

Lleva una dedicatoria manuscrita de Matilde Camus en la primera hoja que dice así: «A la vida que es parte del tiempo y a todos los míos, los que forman y los que formaron el tiempo de mi vida».

Presenta 8 sonetos como prólogo, en los que explica la razón del porqué sintió que debía escribir este libro y un poema de amor de adolescencia, dedicado a su hoy esposo: AYER NOCHE, que escribió a los 17 años y un precioso poema en que evoca su nacimiento: UN TIEMPO DE MI VIDA.

 

AYER NOCHE

– Poema de adolescencia.  9-XII-1939-
 Ayer noche, después de mis estudios,
cuando solté el trenzado de mi pelo
comprendí que yo misma era cascada
de ternura, de sol, de sentimiento.

Imaginé ser una esbelta ondina
cubierta por la luz de mis cabellos
y al cepillar el bronce de sus hebras
imaginé real mi pensamiento.

Encontré la razón de la existencia
en el hondo latido de mi pecho
y supe que te amaba intensamente
con clamor de racimos y de besos.

Ayer noche fui nueva, crecí tanto
que descubrí mi rumbo verdadero.
Quise ser pregonera del hallazgo,
amarte con locura y hacer versos.

RECOGÍ LA PRIMERA PALABRA…

 Recogí la primera palabra
del viento y de la espuma,
del peculiar sonido de las hojas
que un magnolio vecino
me regalaba a diario sin saberlo.

Me introduje en la nave de la vida,
prematura y sin fuerza,
sin uñas, sin pestañas
con los ojos cerrados a la luz.
Mi compañero el llanto
refrescó las raíces de mi tierra.

Disfruté los primeros contactos
de piel y de ternura
en los amantes brazos de mi madre
que, antes del mes, sin tregua,
me abandonó en un vuelo indefinido.
Descubrí con presteza
la frialdad de un mundo sin caricias,
la dura soledad de los silencios
la ceniza tangible
que agrisaba los pasos cotidianos
 de mi crecida a solas. 

YO VENGO

Yo vengo de las tierras montesinas
de sanos labradores.
Yo llevo en mis espaldas los sudores
de cien generaciones campesinas.

Mi cuerpo sigue recio por la ciencia
que dan los sinsabores
y conserva la raza de la herencia
arrancada a la tierra y sus valores.

Amo con fuerza al mar, a la grandeza
profunda de su pecho,
a la mágica arena que en su lecho
conoce la bravura y la entereza.

Mis ojos conocieron tempestades,
si retrocedo a ellas,
revivo los recuerdos, las saudades,
las amplias soledades sin estrellas.

PROLOGO 8 SONETOS 

I

Estoy contigo tiempo accidentado
desde que vi la luz el primer día
y me siento tan fuerte todavía
que pretendo seguir en tu cercado.

Se humaniza mi voz a tu costado.
Padezco la erosión de tu porfía
cuando me ofreces dura compañía
y curtes las raíces de mi prado.

Unas veces feliz, otras con llanto,
conociendo ilusión o desencanto
vivo…y vivir es harto provechoso

si gustamos la vida plenamente:
lucha, gozo, dolor. Todo incidente
forma parte del tiempo misterioso.

 II

 He vuelto a caminar por el pasado,
por el tiempo que fue tan solo mío.
Le vi tan solitario, tan umbrío,
que dirigí los pasos a otro lado.

Ahondando mi visión he recordado
el amor de mi padre, fiel rocío
que no debo olvidar. Puso albedrío
a mi niñez sin madre y sin cuidado.

Pude vencer aquella etapa triste
porque tú, padre mío, me quisiste
con doble corazón, lleno y abierto.

También logré equilibrio día a día
pensando que hay un Dios que ya tenía
dispuesto mi destino en su concierto.

III

El tiempo ríe y sangra cada día,
tiene sabor de hogar o de trabajo.
El combate profundo de su tajo
a todos nos lesiona, nos vacía.

El tiempo no se para, no confía,
no se rinde siquiera al agasajo,
camina velozmente y a destajo
hasta hacernos gritar con rebeldía.

Es amor, es tormento desatado,
nos da vida, nos hiere sin cuidado,
y jamás se detiene ante el sollozo.

Un día nos ofrece abiertas rosas
y al siguiente nos quita tantas cosas
que arroja nuestras ansias en su pozo.

IV

Cuándo existe raíz y sentimiento
en el silencio del amor sin duda
el alma encuentra paz, prosigue muda
para mejor gozar de tal momento.

Pero la vida avanza, loco intento
de paso apresurado. Nos desnuda
del auténtico brillo y nos anuda
a su profunda ley de fundamento.

Si regresa al nidal la golondrina
a nadie le preocupa, la rutina
impide que gustemos primavera…

Sin embargo ha llegado sin mancilla
por campos substanciales; a la orilla
donde será algún tiempo compañera.

V

El tiempo es el más duro compañero
que tiene nuestra sangre, como hermano
palpita sin cesar en nuestra mano
y vivimos su pugna de viajero.

Es Pegaso de vuelo traicionero,
su galopar continuo es un arcano:
quimera de estaciones, monte, llano,
pulsos de sol, rigores de aguacero.

El inestable ritmo que aglutina
nos sacude con fuerza, esquina a esquina,
menguando a cada paso nuestro intento.

Cuanto más le seguimos más se agita
hasta que su correr nos precipita
y, cautivos, quedamos en el tiempo.

VI

El hombre, primitivo en su elemento,
es parte del torneo que no cesa,
parte del tiempo que nos atraviesa
dejando en nuestra carne descontento.

La injusticia del mundo macilento
a todos nos incumbe en esta empresa.
La conciencia es la ley. Nos interesa
vencer el egoísmo en su cimiento.

Debemos encontrar justo remedio
cuando lo falso envuelve nuestro medio
y oculta la maldad con piel de oveja.

En atmosfera oscura, diente a diente,
defender a quien sufre es consecuente
si la palabra libre va sin queja.

VII

El tiempo es mi destino de poeta
porque siento el pasado en verso puro,
y vivo mi presente; hasta el futuro
le sueño o le adivino cual profeta.

A todo tiempo mi alma va sujeta
sin dejar el acento verdeoscuro
que revela lo inquieto, lo inseguro,
con la clarividencia más concreta.

El tiempo en mi persona es un racimo
que suda sin cesar. Yo le sublimo
en la limpia vertiente de mi pecho.

Sacio mi sed de siempre, prolongada
en el hoy el ayer y en el mañana.
Escribo con la fuerza del derecho.

 VIII

Cuando nos llegue el tiempo delicado
de volver a ser tierra, a ser caliza,
veremos que se escapa, se desliza,
el espíritu en auras empapado.

Cuando seamos tiempo ilimitado
porque la vida acabe escurridiza
sabe Dios por qué mares de ceniza,
por qué rumbos de espacio inexplorado,

pienso que será grata Tu presencia
y la tranquilidad de la conciencia
nos prestará el calor que nos avale.

El avance sin pausa en el misterio
será el más importante magisterio
que el tiempo despiadado nos regale.

ILUSIÓN

Así como los pájaros,
remontando la cumbre limpiamente
en un afán sin límite.
 .
Dentro del alma, siempre renovados,
fantasía y ensueño:
quimeras enredadas en la luna
sometidas a encanto misterioso
en el cauce sin fin de la esperanza.
 .
Seguiré deshojando flores nuevas
con la imaginación y el sentimiento
aunque todos los pétalos caídos
se conviertan en nada.

CORCEL EN EL TIEMPO

 A ritmo de labrador
comienzo a sembrar canciones
unas plasmando emociones,
otras volcando mi amor.

Quiero dejar a mi paso
-corcel en el tiempo-, entraña
de la inquietud que me baña
y del fuego en que me abraso.

A LOS POETAS PALENTINOS

-I Encuentro Poético Palencia Santander. Aguilar de Campoo, 1974-
Os saludo poetas, mis hermanos.
Vengo del mar abierto hasta la trilla,
de la verde Montaña que se orilla
a la parda meseta de secanos.

Traigo amor en mis versos artesanos.
Quiero juntar mejilla con mejilla:
Santander–Aguilar, ambas Castilla,
el mismo corazón entre dos manos.

Reinosa de Campoo. Yo campurriana,
donde el Pisuerga nace y nos hermana
mejor que con la sangre de las venas.

Fraterniza mi voz con vuestro canto.
Si vosotros lloráis, oiréis mi llanto;
más si reís, jamás veréis mis penas.

HOMENAJE A MIGUEL HERNANDEZ

-En el XXVII aniversario de su muerte-
Frescas yedras, Miguel, yedras del Norte,
en éste aniversario dolorido.

Humildes hojas verdes yo te ofrezco
que al desmayarse en tus cansados brazos
lo harán con humedades de oración.

Yedras campestres en sencilla entrega,
con recuerdo emotivo y fervoroso
de mi lenguaje cántabro en tu mármol.

Húmeda ofrenda a tu sangrante pecho,
a tu sana nobleza de hortelano,
lleno de polvo, de semilla, y pena.

Frescas yedras, Miguel, yedras del Norte,
de los montes que forman mi paisaje
con oloroso aliento a tierra y prado,
con caricias de bruma y de cellisca,
con rumores bravíos de mi mar.

Yedras norteñas. Llanto es su rocío
porque ya no te encuentran,
sólo escuchan el eco de tu voz.

MANAGUA SOLLOZA

– Terremoto  1972-
 Managua solloza.
Un temblor destroza
su vida.
Un bronco quejido
convierte en latido
de llama su herida.

Managua se rompe.
Un mago corrompe
su tierra.
Su forma perece
convulsa, fenece,
se entierra.

Managua se inunda
de pena profunda,
de loco quebranto
que arrasa.
Su tragedia vierte
un callado espanto
sin tasa,
que lleva a la muerte.

El ruido ensordece.
Fatídico crece
el dolor.
El Mar del Caribe
la sangre transcribe
en su olor.

Managua partida,
deshecha, caída.
Pavesa candente
recorre el confín
y vive su fin
inconsciente.

Managua agoniza
disuelta en ceniza,
desierta.
Sus hijos no quieren
a Managua muerta.

Su fuerza de raza
se adhiere
y, en última baza,
será leonina.
Managua gigante
surgirá triunfante
de ruinas…

A JOSE MARÍA FERNÁNDEZ NIETO

Oxi –
                          metil –
                                                                  quinizina –
                                                                                                       metilada
Dime –
                      til –
                                               fenil –
                                                                                       pirazolona.
Y el almirez al máximo de versos,
al máximo de hijos,
al máximo de humor y de ternura,
al máximo de humanidad,
al máximo de inspiración.
 .
Canta tu voz por venas y corolas
argumentando acentos.
Se desborda
censada en el amor
mientras la abeja calla,
te contempla,
y troca su calor en miel y cera.
 .
Circundado de salvia,
de tomillo,
de genciana,
de suave malvavisco,
a la vez, de creación ingente,
combinas la textura castellana,
sobria de tus poemas,
con fármacos de alivio. .

HOMENAJE A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

 Tú y Platero.
La sobriedad callada y la quimera
llenas de campanillas azulgrana
en el blanco Moguer de tus ensueños.
 .
Rosas por todas partes. Los colores
tersos, vivos, flotando en el ambiente
con crecida de nobles ideales,
lúcidos como estrellas inflamadas.
 .
Tú y Platero.
Fidelidad y fuerte vocación
poetizadas en perpetuo canto
de ternura, de aromas primitivos.
Malvas de luz perennes, enclavados.
En nostálgico cielo adolescente.
 .
Un caminar de sol tan inquietante
que salpica de albores la memoria,
ungiéndola de auroras infinitas,
de oloroso salitre.
 .
El corazón alado, peregrino
por las quietas marismas, espejeante
hasta romperse en lirios y nopales.
 .
Y la Luna, más alta cada noche,
derramando sus gotas cristalinas
en los cuajados ojos de Platero.
 .
Tú y Platero.
Los dos eternos, íntimos, errantes
por el mar de azulosa porcelana
y la tierra que, lírica, florece. 

TE HABLÉ UNA SOLA VEZ

-a Carlos Oroza-
 Naciste con el ansia
que enriquece las fibras del espíritu.
Tienes parda la piel,
serenidad de sombra indestructible,
y nos miras sin ver
por encontrar en todos
niebla espesa
sin cauce de esperanza.

Te hablé una sola vez
y tu expresión distante
matizando hermetismo
impresionó con fuerza aquel momento.

Carlos Oroza,
rebeldía hasta en ser “celta cetrino”,
rebeldía en el gesto de las manos,
en el serio semblante
de llama incomprendida.

Siempre sincero,
ausente,
profundamente humano ante la vida
que salpica tus pasos.

Me conmovió la hondura de tu grito
persiguiendo la estrella,
tutelando emociones
desde el claro rincón del pensamiento,
en la desolación de tu retiro.

Nunca podré olvidar
tu imagen solitaria,
ni tu acentuada voz
escasa de palabra.