Comentario del libro:
Publica este libro en el año 1989, los versos reflejan el amor a sus amigos y por supuesto a su esposo e hijos. sus hijos y, como indica el título es un canto apasionado a Santander y sus gentes. Antes de los poemas dedicados a su entorno más íntimo, escribe: «La vida es demasiado breve para la eternidad de los sentimientos»
En el año 1987, había muerto su amigo y maestro admirado Gerardo Diego, lo que le causo una profunda tristeza. Le dedica una sentida y hermosa Elegía que lee con gran sentimiento en algunos de los homenajes que se tributaron al poeta cántabro y está contenida en este libro.
Vuelve a utilizar como Introducción y a modo de homenaje coloca la “Canción de Corro” manuscrita que la envió Gerardo Diego para prologar su primer libro VOCES..
La portada realizada por la autora, en la época que se dedicó a la pintura es una explosión de color y vida, sin texto que la explique. .
SANTANDER
Oh, tu, divina tierra trasvelada,
donde anida la bruma en suave enredo.
Eres tierra sembrada, eres montaña,
eres jugoso prado y eres puerto.
Tu me viste nacer. Has contemplado
mi crecida de espiga ante tu aliento.
Has escuchado el ruido de mis pasos
abriéndome camino a tu tempero,
has llenado de gozo mis pupilas
junto a tus verdes aguas y tu suelo.
.Me has brindado tus olas espumosas
bañándome los pies con sumo tiento.
Me has dado a conocer campos arados
y temblor de maizales bajo el viento.
.He sentido en mi piel roce de brisa.
Ha empapado la lluvia mis cabellos,
mientras pinos, magnolios y laureles
aromaban las horas de mi tiempo. .
ELEGÍA A LA MUERTE DE GERARDO DIEGO
-Desde tu tierra, que es la mía, con gran dolor en el corazón-
Límite pongo al llanto para hablarte
con el lenguaje triste de mi verso.
Maestre de la pluma y la palabra,
muriendo estoy de pena porque has muerto..
Desde esta tierra nuestra, que tu amabas,
llega hasta ti mi espíritu sin tiempo
cuando el mar de tus ojos se ha secado
y tu voz ha quedado en gran silencio.
.Al revertir en iris y en ausencia
me siento conmovida y sin consuelo.
Eres, ya, esencia pura. Te acompaña,
“desnudo como el sol”, mi pensamiento;
humedecido en lágrimas mi canto;
disuelto en poesía mi lamento
Dije una vez por ti, que el mar cantaba.
Hoy le he visto con grises macilentos.
Lloran de soledad Cabarga y Mouro,
y el mágico ciprés “de sombra y sueño”.
Llora tu Santander, cuna entrañable,
porque ha perdido el canto más excelso.
.Lloran todos los verdes de los valles.
Los picos lloran lágrimas de hielo.
Les sigue mi dolor. Profunda angustia
cubre mi corazón lleno de duelo.
TRIPTICO DE AMOR
-A Justo-
Qué ternura en mi cuerpo. Qué reposo
al despertar, amor, siempre a tu lado.
Saber que todo es real. Que no he soñado
dormir entre tus brazos, dulce esposo.
Qué cálida emoción. Qué luminoso
se me presenta el día. Qué poblado
está mi corazón y qué abrigado
mi pensamiento, amante silencioso.
Qué cántico de luz y de rocío.
Qué mañana de cielo, todo mío,
si camino a tu lado sin tropiezo.
Por saber que me quieres, sin reserva,
disfruto más del sol y de la yerba
y hay más bondad en mí si canto o rezo. .
TRÍPTICO DE AMOR II
El aire huele a menta y mejorana
hasta fundirse en gloria y primavera.
Todo trae a mi mente la primera
vez, que tu me besaste una mañana.
Sentí como si un ala soberana
se posara en mis labios, mensajera
de esa dicha infinita que acelera
el corazón naciente y le engalana.
Mi sangre se llenó de mediodía,
de pureza, de gozo, de armonía,
de cántico prismático de fuente.
El verdor de tus ojos era hoguera.
Yo quería quemarme y, mártir, era
todo mi palpitar alba y oriente.
TRÍPTICO DE AMOR III
Mayo risueño y cálido. Semblanza
de fecunda ilusión, bella promesa
que, al paso de los años, nunca cesa
de ser símbolo, aroma, norma, alianza.
Los brazos del amor en su confianza
me arropaban el alma, ya profesa
en donación amante; sin sorpresa,
coronaba mi ser toda esperanza.
Pájaros, mensajeros de ventura,
volaban, circundando con mesura
la pasión que nació de limpia aurora.
Fuerza primaveral y primitiva
vibraba de emoción afirmativa,
en sentimiento doble, sin demora.
¡QUE ESPLENDOR!
-A mis nietas Teresa y Ana-
Quince años. ¡Qué esplendor
cuando el capullo ya es rosa
y despierta, silenciosa,
a la vida y al amor!
Todo canta en su redor.
Se hace fuego la armonía
y renace, cada día,
al júbilo y la esperanza.
Tened, mis niñas, templanza
como norma y como guía.
BLANCA DE AZAHAR
– A mi hija, el día de su boda, con todo amor.-
Blanca de azahar y de tules
se despertó la mañana,
para cubrir a la novia
bellamente con sus galas.
La Aurora, ascensión en oro,
bañó de rosas la almohada
y de pétalos dorados
todo el hogar de su infancia.
La brisa redujo el paso.
Se hizo exquisita y liviana
dejando en su bello rostro
besos de paz y esperanza.
El sol, de estío maduro,
aumentó vigor y gracia;
las nubes con regocijo
se convertían en alas.
La novia, dulce y hermosa
como un arcángel, ingrávida,
sentía a su alrededor
notas de rabel y de arpas.
Llega al altar, adorable,
con un mundo en la mirada
y el azabache del pelo
cubierto de flores blancas.
Un surtidor de gladiolos
de sus manos se escapaba.
Un torrente de ilusiones
su frente virgen colmaba.
Temblaba como una estrella
la paloma de su alma
mientras crecían rubores
sobre el lirio de su cara.
Nuestro pueblo vistió fiesta
con verdores de esperanza,
los mismos que ya vistiera
por mujeres de su raza.
Cristo la estaba esperando
en la Cruz que no quebranta
sobre el altar donde unieron
padres y abuelos sus almas.
La novia, tierna y gozosa,
elevaba la mirada,
en tanto el amor la unía
con el oro de su alianza.
Trémula, al pie del Sagrario,
Cristo la vio ante sus plantas
y, con los brazos abiertos,
la bendijo sin palabras.
La luz cruzaba vidrieras.
Se hizo púrpura y naranja
mostrando, igual que la novia,
rubores de desposada.
VILLANCICO DEL AMOR
El Niño del Buen Amor
bajo la estrella descansa.
Su amor de amor no se cansa,
que hambre y sed tiene de amor.
Dime qué quieres, mi Bien,
¿perlas, flores, fantasía
de mis versos, o alegría,
que te sirvan de sostén? .
Por eso no clamo yo,
que hambre y sed tengo de amor…
Quieres que brize tu cuna,
que en mis brazos yo te meza,
que acaricie tu cabeza
o que alcance la luna?.
Por eso no clamo yo,
que hambre y sed tengo de amor…
¿Quieres, mi vida, un pandero;
que te canten los pastores;
que te ofrezca un mar de flores
o que prenda en ti un lucero?
Por eso no clamo yo,
que hambre y sed tengo de amor…
MUSA DEL SEPTENTRION
-Homenaje a Amós de Escalante-
Cielo gris y bruma baja.
El mar, carente de espuma,
añade gris a la suma
que Santander nos baraja.
El agua se resquebraja,
con amplia melancolía
es esta niebla sombría,
quien nos da su traje exacto
dejando temblor de tacto
al borde de la bahía.
Todo queda bajo un velo
espeso, y en él me inspiro.
hay un cansado suspiro
de tierra, de mar y cielo,
al llegar la nube al suelo
y descubrirle empapado.
En un ambiente mojado
se recuesta la mañana,
contagiando su desgana
al día desangelado.
La luz se asoma confusa.
Se desparrama sin prisa,
se hace delgada y sumisa
ante la ciudad difusa.
Llega lírica la Musa
doliente del Septentrión.
Por ella la inspiración
dulcemente se desata
y, nuestro sentir, delata
nostalgias del corazón.
PEÑA CABARGA DESDE LA CIUDAD
Te dibujo en mi mente. Te acaricio
al contemplar tu faz en la otra orilla.
Magnifica tu curva, se encastilla
en mirador de bruma y precipicio.
Admiro sin cesar tu frontispicio
cuando el sol te remonta y feliz brilla.
Eres más bella cuanto más sencilla
y más nuestra serás sin artificio.
Cabarga. Perspectiva, frente a frente.
Vigilas noche y día, eternamente,
a Santander en toda su mensura.
La bahía refleja la campiña
e la que emerges tú, barbilampiña,
como vientre de madre ya madura.
HOY TE OFREZCO MI VERSO
-Al gran amigo Gamallo Fierros-
Hoy no es el gris celaje ni su aliño
quien impulsa mi voz y sentimiento;
es el calor del alma, es el momento
de demostrarte, amigo, mi cariño.
Hoy está el alba en mí, es mensajera
en tu vida plural; nunca entoñada
al sentirse tan llena, desposada
de canción maternal que reverbera.
Hoy es la luz, el grato recorrido
de tantos años de amistad sincera,
quien ayuda mi mente sin frontera
a hilvanar lo que siente. Nunca olvido.
Gamallo. Profesor. Adulto-niño.
con un gran corazón que nunca envieje,
que sueña, que protesta, y teje y teje
saudades o alegría en desaliño.
Hoy te ofrezco mi verso refrescante
-homenaje y ternura sin ocaso-
que celebra tu rumbo, paso a paso,
y esa nobleza tuya, ese talante.
MAR BRAVO DE MI COSTA
Me gusta ver la espuma de tus olas
cuando, impetuoso, abrazas la rompiente.
Me gusta el resplandor del sol naciente
derramando en tu espejo rubias colas.
Las aguas palpitantes enarbolas.
Ruges con voz alzada, prepotente,
y tu pulso acelera locamente
con fiebre que no baja ni controlas.
Mar bravo de mi costa montañesa,
desearía arrancarte la promesa
de respetar los barcos palangreros:
Legión trabajadora, fuera puerto,
luchadora y silente, al descubierto,
faenando en hondura por tus fueros.
PLAYA DEL SARDINERO
Te acarician mis ojos, playa quieta.
Varada siempre estás junto a la orilla.
Playa del Sardinero, rubia quilla
bajo lirismo azul de repetida meta.
Poroso corazón del agua inquieta
en eterno vaivén. Temblando brilla
su pisada tan leve. Maravilla
como deja en la arena su silueta
Detecto tu vivir bajo la plata
del elemento móvil, que desata
su vozarrón de acento milenario.
Sobre tu lomo el mar olas estrellas,
deshace el testimonio de una huella
y sigue… su invariable itinerario.
SANTANDER AMADA
En el sentir profundo de mi vida
te llevo, tierra, como fiel destino.
Tú, Santander amada; tú, mi sino;
lugar de mi nacencia y despedida.
Voy pasando los años, convencida
de ese pulso inmortal y peregrino
que me ofreces, constante y paulatino,
para que yo te adore sin medida.
Desgastaré mi tiempo a tu costado
y seguirá mi canto, enamorado,
como tañido fuerte, sin cesar.
Adonde el aire lleve mi palabra
verán cuánto te amo, y cómo labra
tu belleza mi espíritu al rimar.
VIENTO SUR EN LA BAHÍA
Pasas viento del Sur sobre las olas.
La bahía se riza y desnivela.
El bochornos nos cansa, nos desvela
mientras el cielo en bronces arrebolas.
A Pedreña se llega en dos cabriolas.
Tan próxima se ve, que nos revela
un blanco serpentín de callejuelas
dividiendo el verdor que tu charolas.
Llega la noche. El mar sigue sonoro
en su bravura, deja deterioro
en los botes que yacen refugiados.
Sus aguas, impetuosas, se revuelven;
chocan contra las rampas y disuelven
su liquido en cristales dispersados.
SEGADORES MONTESINOS
Comienza la madrugada
tímido el sol, incipiente;
en tanto los segadores
van ocupando las mieses.
La yerba, plena en sazón.
vuela ondeada, desciende
para dejar en el prado
su lenguaje contundente.
El bramido de la mar,
sobre las rocas se pierde.
Los cuerpos mozos se curvan,
hay pliegues sobre las frentes.
Segadores sin respiro
son del prado penitentes.
El bramido de la mar,
sobre las rocas se pierde.
Trabajo, sudor, impulso;
ceño duro que se tiende
sobre rostros varoniles,
con surcos que permanecen.
El bramido de la mar,
sobre las rocas se pierde.
Intercambio de palabras;
pocas, que el cansancio vence
y hasta la voz se empereza
cuando la fatiga crece.
Hay momentos más tranquilos
bajo el árbol, que se ofrece
al costerón de la mies
cuando la calor es fuerte.
El bramido de la mar,
sobre las rocas se pierde.
TRÍPTICO DE AMOR I
-A Justo-
Qué ternura en mi cuerpo. Qué reposo
al despertar, amor, siempre a tu lado.
Saber que todo es real. Que no he soñado
dormir entre tus brazos, dulce esposo.
Qué cálida emoción. Qué luminoso
se me presenta el día. Qué poblado
está mi corazón y qué abrigado
mi pensamiento, amante silencioso.
Qué cántico de luz y de rocío.
Qué mañana de cielo, todo mío,
si camino a tu lado sin tropiezo.
Por saber que me quieres, sin reserva,
disfruto más del sol y de la yerba
y hay más bondad en mí si canto o rezo. .
TRÍPTICO DE AMOR II
El aire huele a menta y mejorana
hasta fundirse en gloria y primavera.
Todo trae a mi mente la primera
vez, que tu me besaste una mañana.
Sentí como si un ala soberana
se posara en mis labios, mensajera
de esa dicha infinita que acelera
el corazón naciente y le engalana.
Mi sangre se llenó de mediodía,
de pureza, de gozo, de armonía,
de cántico prismático de fuente.
El verdor de tus ojos era hoguera.
Yo quería quemarme y, mártir, era
todo mi palpitar alba y oriente. .
TRÍPTICO DE AMOR III
Mayo risueño y cálido. Semblanza
de fecunda ilusión, bella promesa
que, al paso de los años, nunca cesa
de ser símbolo, aroma, norma, alianza.
.Los brazos del amor en su confianza
me arropaban el alma, ya profesa
en donación amante; sin sorpresa,
coronaba mi ser toda esperanza.
Pájaros, mensajeros de ventura,
en sentimiento doble, sin demora.
la pasión que nació de limpia aurora.
Fuerza primaveral y primitiva
vibraba de emoción afirmativa,
en sentimiento doble, sin demora.
¡QUE ESPLENDOR!
-A mis nietas Teresa y Ana-
Quince años. ¡Qué esplendor
cuando el capullo ya es rosa
y despierta, silenciosa,
a la vida y al amor!
Todo canta en su redor.
Se hace fuego la armonía
y renace, cada día,
al júbilo y la esperanza.
Tened, mis niñas, templanza
como norma y como guía.
BLANCA DE AZAHAR
– A mi hija, el día de su boda, con todo amor.-
Blanca de azahar y de tules
se despertó la mañana,
para cubrir a la novia
bellamente con sus galas.
La Aurora, ascensión en oro,
bañó de rosas la almohada
y de pétalos dorados
todo el hogar de su infancia.
La brisa redujo el paso.
Se hizo exquisita y liviana
dejando en su bello rostro
besos de paz y esperanza.
El sol, de estío maduro,
aumentó vigor y gracia;
las nubes con regocijo
se convertían en alas.
La novia, dulce y hermosa
como un arcángel, ingrávida,
sentía a su alrededor
notas de rabel y de arpas.
Llega al altar, adorable,
con un mundo en la mirada
y el azabache del pelo
cubierto de flores blancas.
Un surtidor de gladiolos
de sus manos se escapaba.
Un torrente de ilusiones
su frente virgen colmaba.
Temblaba como una estrella
la paloma de su alma
mientras crecían rubores
sobre el lirio de su cara.
Nuestro pueblo vistió fiesta
con verdores de esperanza,
los mismos que ya vistiera
por mujeres de su raza.
Cristo la estaba esperando
en la Cruz que no quebranta
sobre el altar donde unieron
padres y abuelos sus almas.
La novia, tierna y gozosa,
elevaba la mirada,
en tanto el amor la unía
con el oro de su alianza.
Trémula, al pie del Sagrario,
Cristo la vio ante sus plantas
y, con los brazos abiertos,
la bendijo sin palabras.
La luz cruzaba vidrieras.
Se hizo púrpura y naranja
mostrando, igual que la novia,
rubores de desposada.
VILLANCICO DEL AMOR
El Niño del Buen Amor
bajo la estrella descansa.
Su amor de amor no se cansa,
que hambre y sed tiene de amor.
Dime qué quieres, mi Bien,
¿perlas, flores, fantasía
de mis versos, o alegría,
que te sirvan de sostén?
Por eso no clamo yo,
que hambre y sed tengo de amor…
Quieres que brize tu cuna,
que en mis brazos yo te meza,
que acaricie tu cabeza
o que alcance la luna?
. Por eso no clamo yo,
que hambre y sed tengo de amor…
¿Quieres, mi vida, un pandero;
que te canten los pastores;
que te ofrezca un mar de flores
o que prenda en ti un lucero?
Por eso no clamo yo,
que hambre y sed tengo de amor…
MUSA DEL SEPTENTRION
-Homenaje a Amós de Escalante-
Cielo gris y bruma baja.
El mar, carente de espuma,
añade gris a la suma
que Santander nos baraja.
El agua se resquebraja,
con amplia melancolía
es esta niebla sombría,
quien nos da su traje exacto
dejando temblor de tacto
al borde de la bahía.
Todo queda bajo un velo
espeso, y en él me inspiro.
hay un cansado suspiro
de tierra, de mar y cielo,
al llegar la nube al suelo
y descubrirle empapado.
En un ambiente mojado
se recuesta la mañana,
contagiando su desgana
al día desangelado.
La luz se asoma confusa.
Se desparrama sin prisa,
se hace delgada y sumisa
ante la ciudad difusa.
Llega lírica la Musa
doliente del Septentrión.
Por ella la inspiración
dulcemente se desata
y, nuestro sentir, delata
nostalgias del corazón.
PEÑA CABARGA DESDE LA CIUDAD
Te dibujo en mi mente. Te acaricio
al contemplar tu faz en la otra orilla.
Magnifica tu curva, se encastilla
en mirador de bruma y precipicio.
Admiro sin cesar tu frontispicio
cuando el sol te remonta y feliz brilla.
Eres más bella cuanto más sencilla
y más nuestra serás sin artificio.
Cabarga. Perspectiva, frente a frente.
Vigilas noche y día, eternamente,
a Santander en toda su mensura.
La bahía refleja la campiña
de la que emerges tú, barbilampiña,
como vientre de madre ya madura.
HOY TE OFREZCO MI VERSO
-Al gran amigo Gamallo Fierros-
Hoy no es el gris celaje ni su aliño
quien impulsa mi voz y sentimiento;
es el calor del alma, es el momento
de demostrarte, amigo, mi cariño.
Hoy está el alba en mí, es mensajera
en tu vida plural; nunca entoñada
al sentirse tan llena, desposada
de canción maternal que reverbera.
Hoy es la luz, el grato recorrido
de tantos años de amistad sincera,
quien ayuda mi mente sin frontera
a hilvanar lo que siente. Nunca olvido.
Gamallo. Profesor. Adulto-niño.
con un gran corazón que nunca envieje,
que sueña, que protesta, y teje y teje
saudades o alegría en desaliño.
Hoy te ofrezco mi verso refrescante
-homenaje y ternura sin ocaso-
que celebra tu rumbo, paso a paso,
y esa nobleza tuya, ese talante.
MAR BRAVO DE MI COSTA
Me gusta ver la espuma de tus olas
cuando, impetuoso, abrazas la rompiente.
Me gusta el resplandor del sol naciente
derramando en tu espejo rubias colas.
Las aguas palpitantes enarbolas.
Ruges con voz alzada, prepotente,
y tu pulso acelera locamente
con fiebre que no baja ni controlas.
Mar bravo de mi costa montañesa,
desearía arrancarte la promesa
de respetar los barcos palangreros:
Legión trabajadora, fuera puerto,
luchadora y silente, al descubierto,
faenando en hondura por tus fueros.
PLAYA DEL SARDINERO
Te acarician mis ojos, playa quieta.
Varada siempre estás junto a la orilla.
Playa del Sardinero, rubia quilla
bajo lirismo azul de repetida meta.
Poroso corazón del agua inquieta
en eterno vaivén. Temblando brilla
su pisada tan leve. Maravilla
como deja en la arena su silueta
. Detecto tu vivir bajo la plata
del elemento móvil, que desata
su vozarrón de acento milenario.
Sobre tu lomo el mar olas estrellas,
deshace el testimonio de una huella
y sigue… su invariable itinerario.
SANTANDER AMADA
En el sentir profundo de mi vida
te llevo, tierra, como fiel destino.
Tú, Santander amada; tú, mi sino;
lugar de mi nacencia y despedida.
Voy pasando los años, convencida
de ese pulso inmortal y peregrino
que me ofreces, constante y paulatino,
para que yo te adore sin medida.
Desgastaré mi tiempo a tu costado
y seguirá mi canto, enamorado,
como tañido fuerte, sin cesar.
Adonde el aire lleve mi palabra
verán cuánto te amo, y cómo labra
tu belleza mi espíritu al rimar.
VIENTO SUR EN LA BAHÍA
Pasas viento del Sur sobre las olas.
La bahía se riza y desnivela.
El bochornos nos cansa, nos desvela
mientras el cielo en bronces arrebolas.
A Pedreña se llega en dos cabriolas.
Tan próxima se ve, que nos revela
un blanco serpentín de callejuelas
dividiendo el verdor que tu charolas.
Llega la noche. El mar sigue sonoro
en su bravura, deja deterioro
en los botes que yacen refugiados.
Sus aguas, impetuosas, se revuelven;
chocan contra las rampas y disuelven
su liquido en cristales dispersados.
SEGADORES MONTESINOS
Comienza la madrugada
tímido el sol, incipiente;
en tanto los segadores
van ocupando las mieses.
La yerba, plena en sazón.
vuela ondeada, desciende
para dejar en el prado
su lenguaje contundente.
El bramido de la mar,
sobre las rocas se pierde.
Los cuerpos mozos se curvan,
hay pliegues sobre las frentes.
Segadores sin respiro
son del prado penitentes.
El bramido de la mar,
sobre las rocas se pierde.
Trabajo, sudor, impulso;
ceño duro que se tiende
sobre rostros varoniles,
con surcos que permanecen.
El bramido de la mar,
sobre las rocas se pierde…
Intercambio de palabras;
pocas, que el cansancio vence
y hasta la voz se empereza
cuando la fatiga crece.
Hay momentos más tranquilos
bajo el árbol, que se ofrece
al costerón de la mies
cuando la calor es fuerte.
El bramido de la mar,
sobre las rocas se pierde.