Cursó el Bachiller en el IES de Santa Clara de Santander. Destacó en Lengua y Literatura y supo apreciar la genialidad de su profesor Gerardo Diego, que prologará su primer libro VOCES. Su amistad y mutua admiración, durará hasta su muerte.
A GERARDO DIEGO
Canta el mar con sus olas diagonales,
canta, canta, sin tregua ni sosiego.
Canta porque eres tú, Gerardo Diego,
la voz nuestra de acentos fraternales.
Canta Cabarga y Mouro, entre sus sales.
Ríe el valle y la vega del pasiego.
Bella es tu inspiración, su vivo fuego,
ha llegado a la Peña de Ramales.
Gira en tu honor la rueda de la vida.
Por ti asciende mi son, en su crecida,
devanada de versos mi garganta.
Rumor lleva la tarde con sus brisas,
oro el cielo y el mar, entre sonrisas,
y hasta el Ciprés de Silos feliz canta.
Voces 1969
ELEGÍA A LA MUERTE DE GERARDO DIEGO
-Desde tu tierra, que es la mía, con gran dolor-
Limite pongo al llanto para hablarte
con el lenguaje triste de mi verso.
Maestro de la pluma y la palabra,
muriendo estoy de pena porque has muerto.
Desde esta tierra nuestra, que tu amabas,
llega hasta ti mi espíritu sin tiempo
cuando el mar de tus ojos se ha secado
y tu voz ha quedado en gran silencio.
Al revertir en iris y en ausencia
me siento conmovida y sin consuelo.
Eres, ya, esencia pura. Te acompaña,
“desnudo como el sol”, mi pensamiento;
humedecido en lágrimas mi canto;
disuelto en poesía mi lamento.
Dije una vez, por ti, que el mar cantaba.
Hoy le he visto con grises macilentos.
Lloran de soledad Cabarga y Mouro,
y el mágico Ciprés “de sombra y sueño”.
Llora tu Santander, cuna entrañable,
porque ha perdido el canto más excelso.
Lloran todos los verdes de los valles.
Los Picos lloran lágrimas de hielo.
Les sigue mi dolor. Profunda angustia
cubre mi corazón lleno de duelo.
Santander en mi sentir 1989